Declaración de intenciones

No hay intenciones: Este es nuestro recorrido salvaje hasta que vemos brillar el sol, nuestro crimen y castigo nos obliga a confesar lo que está ocurriendo en Barcelona, porque realmente algo está pasando. Nuestra experiencia cabalgando por los distintos bares de la ciudad ha sido fulminante. Ahora juzgamos y sentenciamos. Decimos qué sitios son los buenos, y cuáles son una puta mierda.
Convenceros de que para ser alternativo, hay que buscarse las alternativas.

Good luck.

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viernes, 26 de septiembre de 2008

Gurú

Nombre: Gurú.
Zona: Distrito Orwell.
Dirección: Josep A. Clavé, núm. 19.
Acceso: M L3, Drassanes.

Horario: 19:30 h.
Happy hour: Algo cae.
Especialidad: Buenas mezclas, déjense llevar.
Precio consumiciones: 7.-€

Ambiente: Parejas y grupos de beautiful people.




Entro en el Gurú hacia mediatarde con la noble intención de desvalijar la barra. Un buda tibetano sentado en la posición de la flor del loto me mira con aspecto sereno y bobalicón. Empezamos mal. Luces rojizas, paneles de texturas extrañas y lámparas compradas en el Natura y otros sitios new age del centro de Barna. Me recuerda a la habitación de algunos colegas que van de bohemios pero en grande y con camareras del este. Justo en la calle de al lado tienes el crisol de la nueva Babilonia, todo es bello y contemplativo, me acuerdo de que la vida es joven, somos el colmo de la modernidad y que para ello hay que esstar feliz en un lounge como si fuera la cosa más normal del mundo. Fantástico.

El asalto de las camareras es inminente. Preguntan que és lo que más deseo y al cabo de cinco minutos ya me traen un pedazo cóctel que no puedo terminar hasta que no pasa un buen rato. Digamos que tomar una bebida es algo social, pero al estar solo no puedo refrendarlo y opto por el lingotazo de divorciado. Esta gente va por faena y trabajan muy bien. Incluso a la que pueden se pasan por la barra y te preguntan qué tal todo... buen karma. La verdad es que este es uno de los lugares que tratan de conciliar toda la vanguardia con lo más convencional del mundo de la noche...

Bueno, ya me he cansado.

Aunque lo de cuidar las formas lo tienen muy claro y eso es de agradecer en una ciudad donde encuentras un montón de gilipollas elevados al cubo, no podemos olvidar algunas cosas: La música es la correcta para lo que sería un lounge bar. Pero eso implica desgraciadamente que nos encontramos ante un auténtic truñaco. Sí. Suena mucha música y en ocasiones toca los huevos. Se habla mucho de música, pero nadie la escucha. En fin, que sólo ponen house, confesémoslo de una puñetera vez. Ponen un puto house demierda. Todos los bodriacos que no escucharías en ningún sitio, te los meten ahí y en todos los putos lounge, que deben compartir hilo musical. Pero en estos siitios siempre queda bien, porque dan ambiente, ambiente de capullos que están ahí para quedar bien, porque los muebles son tope modernos, las luces son bajas, casi rosas y hay un puto buda como en todos los lugares modernitos para gente pija traumatizada ante la remota posibilidad de desarrollar personalidad. Podemos considerar al Gurú un espacio de relajación donde no pensar o para proclamar abiertamente que no tenemos ideas, pero vale la pena por lo que hace a las consumiciones, que salen bastante bien y son muy buenas.

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