Declaración de intenciones

No hay intenciones: Este es nuestro recorrido salvaje hasta que vemos brillar el sol, nuestro crimen y castigo nos obliga a confesar lo que está ocurriendo en Barcelona, porque realmente algo está pasando. Nuestra experiencia cabalgando por los distintos bares de la ciudad ha sido fulminante. Ahora juzgamos y sentenciamos. Decimos qué sitios son los buenos, y cuáles son una puta mierda.
Convenceros de que para ser alternativo, hay que buscarse las alternativas.

Good luck.

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lunes, 8 de septiembre de 2008

Dry Martini

Nombre: Dry Martini
Zona: Eixample
C/ Aribau 162-166

Horario: Hasta que le entre sueño al dueño.
Happy hour: Cuando te vas.
Especialidad: El Dry Martini, se supone.
Precio consumiciones: no lo llegamos a comprobar.

Ambiente: Pijo, cincuentón, guiri.



Impresión:




Allí estábamos, con una cogorza impresionante, en el local dónde se supone que
sirven el mejor Dry Martini del mundo. Y de hecho, se lo creen tanto, que es su propio nombre.


El sitio es enorme pero aun así está hasta los topes, te acercas a la barra y uno de los 10 robots con americana blanca te pregunta que coño quieres con cara de tener una almorrana. Pero eso sí, muy educadamente, seguro que su jefe no le habría echado la bronca, allí si no mides metro cuarenta, pesas cien quilos, tienes canas y llevas un collar de perlas, no tienen por qué tratarte bien.


Al preguntarle sobre su receta para el Dry Martini, la respuesta fue tan corta como asquerosa:


- “Prácticamente, estamos hablando de una ginebra sola” -dijo el barman francés con acento checo.

Smoboda y yo no quisimos pegarle esa fusilada al hígado, y nos decantamos por un Dry de toda la vida, mitad ginebra, mitad Martini. El rubito virgen de 25 años nos lo sirvió con una cara que nos estaba llamando nenazas a gritos, pero con una sonrisa muy formal.

Montones de mesas llenas, con gente hinchándose a cocktails, fumando y hablando en un tono tan de marujeo que le hacía perder el glamour al local. Smoboda y yo nos sentamos en dos butacas del fondo.


A ver, no puedes ir de super local que hacemos el mejor cocktail del mundo que te cagas, y dejar que la gente se siente en una butaca con la copa en el suelo y el cenicero en la mano.

En fín, que vayáis a este local si queréis presumir de haber probado la mejor ginebra (digo, el mejor Dry Martini) del mundo, porque para otra cosa no sirve a parte de para que te miren con cara de tonto y te insulten gesticulando las cejas.

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