Declaración de intenciones

No hay intenciones: Este es nuestro recorrido salvaje hasta que vemos brillar el sol, nuestro crimen y castigo nos obliga a confesar lo que está ocurriendo en Barcelona, porque realmente algo está pasando. Nuestra experiencia cabalgando por los distintos bares de la ciudad ha sido fulminante. Ahora juzgamos y sentenciamos. Decimos qué sitios son los buenos, y cuáles son una puta mierda.
Convenceros de que para ser alternativo, hay que buscarse las alternativas.

Good luck.

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jueves, 16 de octubre de 2008

PILÉ 43

Nombre: Pilé 43.
Zona: Distrito Orwell.
Dirección: Carrer d'Aglà, núm. 4.
Acceso: Metro L3 Liceu.

Horario: 22:30h. a 03:ooh.
Especialidad: Jägermeister con naranja.
Precio consumiciones: 7.-€.

Ambiente: Alternativo.



El Pilé es más que un bar de copas. En él se barajan varias ideas entorno al ocio y el diseño a tener en cuenta. Una estética cómoda y a la vez fascinante fruto de una compleja conciliación de elementos dispares. La ejecución del viejo principio del made it yourself se plasma a la perfección en este bello rincón del carrer d'Aglà. Toda una sorpresa en uno de los distritos más carismáticos de Barcelona en el que tantas maneras de enfocar un local se encuentran todas las noches una frente a otras, algunas alertándonos de forma aparatosa con rótulos gastados y portales de madera, otras de manera más discreta, como en este caso, insinuándose tras unas puertas entreabiertas flaqueadas por un par de lámparas retro que no permiten todavía adivinar su interior.
Una vez dentro, es difícil no quedarse: La disposición de las mesas de cristal, los sofás bajo paredes pintadas con anchas franjas blancas y negras, la iluminación de distintos colores i una enorme barra que conduce a otro espacio con más mesas y sillas alrededor, nos llevan al vestíbulo de una gran noche que se presenta con las bebidas mejor preparadas en la zona. Revistas de decoración para quien esté esperando impaciente a su cita demuestran la vocación creativa de este local sin paragón ninguno en Barcelona. Los muebles son de exposición, reciclados, segundas manos o de diseño. No hay norma y sin embargo todo aparece arbitrado por un orden caprichoso que no riñe con el buen gusto. Encontramos lámparas por doquier, esféricas, de pie, colgantes, vívidas y mortecinas al mismo tiempo, sillas metálicas, poufs, una mezcla entre comedor de vanguardia y casa de las libertades. La música es un complemento más, la creación de un espacio propio es un hecho innegable y dota al sitio de una singularidad de la cual deberían tomar nota tantos locales que han apostado por la modernidad congelándolo en algo tan convencional como minimalista. Nada de esto se encuentra aquí. El trato con la gente es cordial y los camareros intentan cuidar a los clientes de una forma muy natural gracias al aval de muchos años de trabajo. Cualquiera podría pensar que es un nuevo proyecto en uno de los barrios que ostentan más novedades en el ámbito de la noche, pero nada más lejos de la realidad. Pilé se nos presenta como un concepto. Todas las bebidas son servidas con el mayor detalle, existen distintos vasos para los distintos cócteles, la carta incorpora bastantes novedades en cuanto a combinados para todos los gustos y nosotros destacamos las mezclas con el Jägermeister, especialmente la receta típica de Finlandia llamada Jägermonster, que es con zumo de naranja. El hielo suele ser siempre pilé, distintivo de la casa. Otra de las bebidas que recomendamos es la que da nombre al local, el 43 con hielo pilé. El ambiente es de lo más variopinto e interesante, tanto la gente que se queda a charlar en la barra como los distintos grupos reunidos en las distintas mesas. Es un local donde la tendencia natural es repetir, porque la velada se hace agradable desde el primer momento.

Una nota curiosa es destacar que Pilé 43 permite que se compren sus muebles. Es normal ver como estos van cambiando en poco tiempo y que incluso así nada se eche a perder. Desafío a muchos bares a que sacrifiquen parte de su imagen a la cual se aferran y que una vez hecho esto sean capaces de sustituirla sin que eso dañe al local. El Pilé lo ha hecho una y otra vez porque es el único local capaz de hacerse así mismo sin traicionarse.

En la actualidad se está empezando a abrir por las mañanas para servir desayunos basados en zumos de fruta natural. La gente detrás de la barra está intentando innovar en lo que se refiere a la cultura de bar adoptándola como un lugar no donde evadirse sino donde conectar y tomar iniciativas, cuando estudiamos la originalidad de la decoración es fácil sentirse inspirado.

Asimismo es posible que en breve se abra en la zona una peluquería hermanada con el Pilé en cuanto a marca que tire de forma económica a la innovación y la vanguardia. Porque este es el gran secreto: demostrar que lo más novedoso está basado en la imaginación y la originalidad, y que esta puede ser de forma asequible. La moda debe ser una forma de vida elegida para el que la quiere seguir, pero no debe ser algo digno de ostentación ni exhibición de rango.


Un último dato y que creo que me vais a agradecer es el siguiente: podéis a la barra un Kalashnikov. Este shot es de lo más potente pero revitaliza al instante. Vodka, acompañado de una rodaja de naranja con azúcar y café. Todo en la justa medida.




Es posible y muchos estamos de acuerdo en que "las mejores fiestas empiezan en Pilé".

miércoles, 1 de octubre de 2008

Galliano

Este cocktail es también conocido en los países anglosajones como "Harvey world bangle" y su receta es por gentileza del personal del Boadas Cocktail bar, auténticos maestros de la profesión que no dudan en dedicar tiempo en satisfacer la curiosidad de los bebedores más compulsivos:

Para prepararlo usaremos un buen vodka (y ahí no concretamos porque empezarían las peleas, lo dejamos en un buen vodka), zumo de naranja (que no sea hacendado porque lleva aceite de motor) y Galliano.

Servís el vodka en un vaso de cubalibre, lo mezcláis con dos dedos de zumo de naranja y lo bañáis con Galliano.

Agitar antes de usar.


Sírvanlo con mucho cariño y comprensión y si beben no conduzcan. Acaban de atropellar a alguien enfrente del locutorio.

Campari

Nombre: Milano Campari
Zona: Plaça Catatonia/Universitat.
Dirección: Rda. Universitat.
Acceso: M L1/L3 Plaça Catalunya, L2 Universitat.

Horario:
Happy hour: No.
Especialidad: Cualquiera con Campari.

Precio consumiciones: 8.-€

Ambiente: Distinguido y distinto. A veces te lo encuentras vacío y da la impresión de que estés metido dentro de la peli de "El Resplandor".





Justo el día en que decido ir a tomar un café con un croissant me encuentro que al lado del Bragafé hay unas escaleras con un cordón de seda diciéndome baja que te vas a quedar de piedra. Viejos anuncios de Campari me enseñaban lo que parecía el descubrimiento del año. Y fue así. Instantáneamente me encuentré con una escena de celuloide: una sala parecida a la de un hotel de Tánger, con música de piano y un montón de hombres impecablemente vestidos de blanco preguntándome muy educadamente qué va a tomar el señor? Ese sitio existe y está en el centro de Barcelona. Tuve que volver para asegurarme que no había sido una alucinación o un espejismo, pero afortunadamente el lugar seguía intacto. Enseguida informé a los demás del hallazgo pese a que revistillas como la Guía del Odio, Tai Maut y otros éxitos quiosqueros ya lanzaban grandes alabanzas desinteresadamente (fijo).



La segunda vez me acompañó Nuku.


Dex Death parece que está empeñado en hacer una ruta de locales fuera de Barcelona y se ha propuesto demostrar qué se puede hacer en un sitio de mierda como Mataró. Si lo consigue demostrará a cerca de 120.000 personas de población civil que no son unos desgraciados. Ánimo.



Todo empezó en una pequeña cafetería de Milán, enfrente el Duomo. La regentaba el signor Campari, el cual elaboraba un licor aperitivo a base de infusiones alcohólicas. Era la época del risorgimento, antes de la unificación italiana. Sin duda el invento contribuyó bastante. Consta de sesenta hierbas distintas, entre ellas la divina artemisa, por lo que el sabor de desde lo amargo a la ácido. El hijo del signor Campari fue el que popularizó la bebida a raíz de su historia de amor ocn una cantante. Esta posó para el primer anuncio, creando todo un fenómeno de tabernas. Pero al cabo de poco la diva se casó en Rusia, hecho que originó que el hijo del signor Campari fuera ahí a perseguirla, exportando el invento para acompañarse mejor en los malos momentos. Rusia se rindió y el Campari tuvo una repercusión fuera de la patria de Dante a una proporción hasta entonces inaudita, pero ella quedó viuda y se fue a Estados Unidos, donde se repitió nuevamente la hazaña, matrimonio con otro pez gordo y consecuente mudanza con varias cajas. Campari tuvo un éxito en el país de las oportunidades como no lo había tenido en Italia ni bajo los mejores augurios del viejo Garibaldi, quedándose de forma definitiva en el elenco de la mitología del bar.



Nuku y yo estamos enterándonos de todas estas aventuras cuando nos sirven con sumo cuidado un trago largo de Hurricane, un combinado de varios rones y zumos de frutas. Los cigarrillos van que vuelan y la verdad es que el lugar no tiene desperdicio alguno. Se nota una atmósfera de retrospectiva total, un homenaje a la aurora de los años dorados de Hollywood con sus cómodos sofás entorno la mesa americana, una carta con una presentación excelente, y un grupo de histéricas que hubieran merecido un tiro porque rompían aquella beatitud charlando de cosas tan interesantes como la última película de (bodrio al canto) o lo mal que hacen cualquier cosa sus maridos. Incluso así tengo muy claro el hecho de que vamos a volver a un lugar con un personal tan atento que se molesta hasta de lavar las hojas de menta para que no pierdan frescor.