Declaración de intenciones

No hay intenciones: Este es nuestro recorrido salvaje hasta que vemos brillar el sol, nuestro crimen y castigo nos obliga a confesar lo que está ocurriendo en Barcelona, porque realmente algo está pasando. Nuestra experiencia cabalgando por los distintos bares de la ciudad ha sido fulminante. Ahora juzgamos y sentenciamos. Decimos qué sitios son los buenos, y cuáles son una puta mierda.
Convenceros de que para ser alternativo, hay que buscarse las alternativas.

Good luck.

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domingo, 27 de julio de 2008

La Rosa

Nombre: La Rosa
Zona: Distrito Orwell
Dirección: Rauric, 23
Acceso: L3 Liceu
Horario: 19:30h. a 2:00h./fines de semana hasta las 3:00h.
Happy hour: Hasta las 23:00h.
Especialidad: recomendamos el Long Island Iced Tea.
Precio consumiciones: 6.-€ .
Ambiente: Parece las Naciones Unidas.

Impresión: Las cortinas como si fueran un telón de una obra de Garrick, el espejo circular, las paredes parecen tapizadas de rojo burdel, como si se tratara de un prostíbulo aterciopelado o la habitación de un salón victoriano. En el altillo ya te encuentras con dos dragones chinos dorados flanquenado el baúl de una cantante de ópera que se embarcó en el Shanghai de los boleros y los años treinta. La lámpara, una araña donde las luces que penden parecen gotear le da a todo un tono mortecino es el mejor momento para dejarse embargar por las ideas que el local sugiere. Pocos lugares tienen una estética tan bien estudiada. Las máscaras que están colgadas de la otra pared observan distantes como bufones coronados por los elogios. Porque la vida es un gran teatro y a veces se encuentra bajo un techo pintado de rosas en mitad de un cruce, como las grandes decisiones de nuestra vida.
Normalmente uno sólo se encuentra con este sitio por casualidad, bajando por Rauric o metiéndose de lleno por la calleja que hay pasada la Plaça Reial, hasta el corazón del distrito Orwell. Este es uno de los lugares más discretos y encantadores de todo Barcelona, porque en un área donde lo que abunda es el turismo de masa, resulta sorprendente trasladarse a un espacio tan íntimo donde uno pueda tomarse algo con calma o disfrutar de una buena conversación. Incluso a altas horas de la noche, cuando el local queda desbordado de gente, esa magia no queda rota.

La Rosa es un lugar al que siempre se vuelve. Hay flores marchitas, junto velas deshechas, espejos que reflejan cuadros oscurecidos en un desorden perfecto, donde todos los elementos pertenecen a un pasado de nadie, y a la vez parecen explicar una historia evidente. Vale la pena dejar que nuestra vista vague alrededor de los distintos elementos decorativos y mirad como baja una de las calles más antiguas de la ciudad de Barcelona a través de esa gran ventana, que es el mejor sitio donde dejarse caer a media tarde con la compañía de un buen libro mientras tomáis un combinado a mitad de precio. Hacia medianoche y bajo las luces de las candelas así como de la lámpara colgante, podríais encontraros en un lugar mágico, un cuarto donde se reunen fantasmas decimonómicos para celebrar un baile como los de antaño donde no permiten intrusos. El edificio es antiguo y uno no puede evitar preguntarse qué cosas pudieron acontecer varios siglos atrás. Unos imaginan y los extranjeros beben mojitos, lo cual no deja de ser una auténtica estupidez cuando ves que los combinados los están preparando con fruta natural cosa que normalmente no ocurre en Barna, por lo que es una pena perderse precisamente una de las pocas ocasiones que se tienen para saborear unos cócteles excelentes y servidos con generosidad a un precio irrisorio pidiendo un simple mojito. Aconsejo pedir otras cosas, o simplemente preguntar por el cóctel del día, el personal es más que atento, y la impresión que uno se lleva es que realmente a uno lo quieran cuidar.
Esta minúscula Babel que atrae por sus numerosos detalles, no deja de ser un punto de encuentro entre la fauna fugaz de una ciudad de paso como es ésta. Si por la tarde es un remanso de paz, por la noche el ambiente es descaradamente cosmopolita. La música suena desde que se han abierto las puertas, y depende del día prevalece un estilo según la selección hayan escogido al efecto, pero en general el criterio es bueno. Así que recomiendo una visita a La Rosa, aunque sea para tomar una copa o quedar con alguien.

Y mientras disfrutáis mirando las flores pintadas en el techo, pensad en atreveros a seguir bajando por Escudellers y adentraros más en el distrito Orwell.


1 comentario:

Anónimo dijo...

El mejor bar de barcelona
Los cocktails con fruta natural son una pasada, me encanta el sitio!